Son crónicas , son dibujos ,de un pintor , de un pensador,
dibujante y vividor, bebedor y soldado, marinero de mares y carroñero de
materiales, alicatador y bombero, degustador y disgustado, observador y
conservador…de obras de arte, cuentista y cuentacuentista, culpable e
idiota ridículo y brillante, domador y
dominado, animal e inanimado –que no desanimado–, todo eso y mucho más siempre
entrando a bayoneta calada , armado de tinta y pigmento hasta los dientes. Un
mercenario huérfano de ideología , un dibujante sin temas ni mucho menos gloria
, un transhumante sin camino, un humano sin destino, el eterno atrincherado.
La trinchera no la siento como un
refugio ,al contrario, no dispongo de estudio, de ese espacio que muchos
entienden como santuario en el que descansa y se pudre toda nuestra producción
,trabajo donde vivo , mi actual vivienda es un estudio con cama y con cocina ,
ayer fue un cuarto , ¿mañana? , ¿quien sabe? , ¿tal vez un palacio?. Siento
vértigo de pensarme atado a un lugar , mi santuario está en mi cabeza , mis
obras repartidas por lugares de los que ya ni me acuerdo. Con el tiempo, uno se
da cuenta de que no necesita mas que una cabeza cargada de impresiones y ,también
de ilusiones , dos manos y unas pocas herramientas que entrarían en la mochila
de un soldado. Sólo pido una cosa , una trinchera cada día en la que extender
mi blog y crear hasta que nuevamente suene la voz de alarma que anuncia una
nueva batalla , y , mañana ,…de nuevo en
la trinchera.